sábado, 29 de mayo de 2010

Carta a otro fuego.

Me detengo en esta noche tan aletargada para confesar...

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"Ya no es primera vez que acudo al documento en blanco para expresar esa sensación de aparente verguenza que tanto me concurre. Quizás, probablemente, sí, es verdad, más de una vez me he mostrado ante Ud de una manera desinteresada y mezquina... Involuntariamente atiendo a esas posturas:
Pareciera que no me detuviera en los detalles y que solo algo sublime pudiera sorprenderme,
Pareciera que una mirada desviada aludiera al desagrado de su persona,
Pareciera, pareciera... Pareciera que yo misma me envolviera dentro de un edredon tejido con mi ego y que por ende solo considerara escuchar los sonidos de mis pasos.
Pareciera que nada me cautivara y que mis movimientos esquivos nacieran gracias a algun sentimiento ajeno a la sintonia ya existente... pero peor aún...
Pereciera que no me importara escuchar su "Adiós próximo" que Ud. seguramente ve como un "Hasta Luego Eterno"...
¡Que verguenza! (la mía)"

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Mujer repugnante que muestra una forma que no atiende a la esencia de su cuerpo invisible... Quizás, probablemente serán pocos quienes se detengan a develar su verdad y a contar la historia.
Descifrar cada movimiento ignorando lo obvio, pues ¿Qué es obvio si al disimular se descubre el sentir y al actuar se empaña la intención?


... Mi sentimiento intranquilo: este. Buenas noches

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