martes, 22 de junio de 2010

Carta para un Rey.

Me deshago de nuestra realidad en mute y me enfoco en la imagen que mi pensamiento guardó de tu "yo constante"

Recuerdo los segundos en los cuales nuestras comisuras se adentraron en una repartición de aliento... Que POCOS segundos... que pocos... 
"No me quiero ir" dijiste... y lo creí hasta que llegó el presente y nublo tus palabras... PERO NO CAERE EN EL PRESENTE, ya lo dije...
... Recuerdo esas olas y corales que se encontraban en tu cabeza y como mis dedos eran felices nadando entre ellos. Era tu piel cual madera lijada: suave pero en su origen muy rígida. Algo frío... algo tibio: Tú y yo.

Aprovechabas los escalones para poder nivelar nuestras miradas... O quizás era yo quien lo hacia y bajaba unos cuantos. Eran tus manos... delicadamente masculinas y con visos de venas brotadas... y esa muñeca tan delgada que me cautiva... que me cautivaba tanto (corrección) nunca la olvidaré.

Tus ojos... tan pequeños y muchas veces agotados... ¿Agotados de que? ... Siempre los vi algo melancólicos, quizás porque llegue en un momento "acontecido" en tu vida... o no lo se, igual me gustan... me gustaban (correción) al igual que me gusta... me gustaba (corrección) esa GRAN nariz... tan particular (me rio)... tan característica de ti... adjetivo calificativo más concurrido por la gente: ¿Cuál es? ¿El narizon? ...
"Que hermoso" dicen... decían, mis ojos (corrección).

Sutileza contenida en tus labios tan pequeños y finos: Recuerdo como ellos venían acercándose sorpresivamente para maquillar mi rostro y algunas veces mis manos.
Dejo un suspiro como verdad en el aire y digo:
Como extraño... extrañaba (corrección) observarte, apreciarte y ser critica y juez de tu belleza... pero más que todo... mas que todo, extraño... extrañaba (corrección) abrazarte y sentir tu piel suave cual "madera lijada", piel que en el lado inferior derecho de tu espalda guardaba una pequeña marca dejada de ese viaje que hiciste al bajar involuntariamente 3 pisos volando...

Tan frágil... tan bello: en mi mundo.
Rey sin corona... sin valor para las despedidas... (no hablare del presente: bis) hablo de ti como si estuvieras muerto... y sigues tan vivo afuera como en mis adentros (no hablaré del presente: bis)... 
Como quisiera que fueras ajeno a esa postura que (seguramente) me apunta como dramática y cursi (No hablare del presente: bis) ...
No hablare del presente... ¡simplemente porque no existe presente que nos contenga juntos!

(Silencio)

Podría continuar... pero ¿En que tiempo me ubico entonces? ¿Hasta donde puedo dejar que la fantasia y el recuerdo se mezclen con la realidad?

Tan frágil... tan bello: en mi mundo real... en mi mundo de fantasía (corrección).

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