El saber y sentir a lo externo mediante ella,
le da presencia al cuerpo que la contiene, en mi realidad.
Me atrae su posibilidad,
el discurso que llega,
la enunciación de lo interno.
Nunca la espero...
pero escucharla
deshila a la duda que me contiene
en su ausencia.
Sentirla en los labios
a
ella,
don único,
signo de la conciencia;
anuncia al pensamiento sedente que reposa en los adentros.
Hablame...
lunes, 6 de diciembre de 2010
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