lunes, 6 de diciembre de 2010

Mono

Lo ajeno a lo interno es condenado por un mute,
encuentro la existencia de los sonidos externos en el recuerdo.

Solo escucho al infinito,
a la muerte en notas...
el electrocardigrama y su línea perpetua.

Es la radicalización de la soledad involuntaria...
La onomatopeya del 3,14 que se repite infinitamente.

No hay conciencia del espacio...
La realidad se transforma cuando el sonido del silencio perpetuo aprehende a los oídos.

No existe manera de silenciar lo que ya calla.
Atiendo a los silencios,
Escucho a mi cuerpo y le encuentro sonido:
La respiración es viento cuando se exhala,
los estiramientos aluden al movimiento de placas tectonicas,
la saliva fluye...

Si...
Todo es signo de vida.

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