Que divino era cuando las letras competían con la velocidad del pensamiento, buscando retener cada mínimo detalle dictado por lo mas profundo del ser... para así saberte más -en mí-... seducirme más -en ti-...
Hoy...la inspiración no es basta aunque se sienta un deseo innegable de seguir escribiendo -te-. Si me voy y vuelvo al documento, no encuentro más que letras difuminadas, sin tinta... vacías...
"¿Cuándo se escapó un adiós sin recuerdo?" -Me pregunto, entonces-
Temo saberme sin la reacción que ocasiobas/ocasionas en mi,
y,
encontrarte en donde siempre anhele hacerlo... lejos,
lejos de mi beso escrito y siempre enviado más no recibido...
del sonido del suspiro -el mío- ante tu discurso,
de mi nerviosismo infantil inducido por tu presencia próxima,
de mis noches letradas, siempre tan tuyas,
de mi letargo gobernado por la imaginación, imaginacion que ha dibujado repetidamente ese deseo de tenerte... cerca.
sábado, 25 de septiembre de 2010
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